Un lugar único, sorprendente, con mucha privacidad y en plena naturaleza, estuvimos en un kubo con chimenea, una pasada.
Un paraíso, pura desconexión, el restaurante perfecto para una velada tranquila. El kubo es superbonito, la bañera excavada es muy grande, como pega la cal que deja el agua, pero es totalmente ajeno a ellos porque la limpieza es perfecta.
Y el Matarraña es una preciosidad, pueblos preciosos.
El trato, encantadores y pendientes de todos lis detalles.
Las instalaciones e ubicación también son de 10
Fue una sorpresa de cumpleaños, perfecta, no podía pedir más. Cena buenísima y entorno precioso el Matarraña
EL ENTORNO,LA HABITACIÓN EN CUBO ,SUS VISTAS DE LOS PINARES,I AISLADA EN MEDIO DE LA MONTAÑA,UNA TRANQUILIDAD ABSOLUTA....PARA DESCANSAR,RELAJARSE REALMENTE Y COMER MUY BIEN,REALMENTE SUPERO MIS EXPECTATIVAS.EL RESTAURANTE UN 10,ATENCION AL CLIENTE PERFECTA.CERQUITA DE VISITA OBLIGADA A VALDERROBLES I DINOPOLIS DEL PUEBLO DE PENYARROYA DE TASTAVINS.TODO PERFECTO.VOLVEREMOS SEGURO.MUCHAS GRACIAS.